martes, 12 de junio de 2007

PeRdIdA BuScAnDo La SaLiDa


19/03/06
¿Por qué la oscuridad entra en mi vida como si de la noche se tratase y hace que mi corazón deje de palpitar?
Sin duda es cosa del amor, amor por un ser que no quiere ver lo que transmiten mis ojos, y es que sólo con una mirada sabrá todo lo que siento.
 

Me adentro por un bosque sin rumbo buscando la salida como si me encontrara en un laberinto. Un laberinto lleno de trampas que me dificultan la salida .
Me siento triste. Las lágrimas resbalan por mi cara y sólo ese Sauce que se haya solo comprende mi sufrimiento y mi desesperación.
Estamos solos.
¿Por qué no hay árboles a su alrededor? Quizá ningún árbol le comprendiera y el Sauce decidió estar solo, solo con su pena.
 

Mi pena es grande , grande porque no sé por dónde camino ni por dónde debería caminar.
Me aferro a los recuerdos, recuerdos que me hacen llorar, llorar porque no encuentro la salida, salida de este laberinto que eres tú

.
¿Por qué me hiciste sonreir con sólo una mirada y encendiste la luz de mi corazón con los besos que me diste?
¿Por qué el reloj se paró haciendo la noche tan larga? Larga porque hizo que desde esa noche mi vida dependiera de ti. Soy una marioneta, marioneta a la que sólo tú puedes dar vida. Pero me dejaste a un lado, abandonada, perdida, sin poder salir de este estado tan desconsolador.
¿Es que no sabes que una vez encendida la luz de un corazón es difícil y peligroso que vuelva a apagarse? Difícil porque nada ni nadie podrá hacerme olvidar todo lo que me hiciste sentir, con tus besos, tus caricias, tu dulzura, tus palabras, esa mirada de ojos verdes que me llevan a la locura y que me hizo olvidar todo, como si en este mundo sólo existiéramos tú y yo.
Y peligroso porque sólo el sol y la luna saben realmente de todo mi sufrimiento. Por el día, el sol me ilumina la cara con sus rayos dándome ánimos y fuerzas para poder vivir el día, y por la noche es la luna quien hace que las horas pasen más rápido para que el sol pueda hacer cada día su trabajo, el trabajo de cegarme con sus rayos para que no pueda contemplar su cara, la cara de ese dios al que veo en todas partes. Dios porque una noche le entregué mi vida, y desde esa noche no puedo hacer nada más que adorarle.
 

Estoy sola, sola con el Sauce llorón. Llorón porque mi pena le produce tristeza y llama desconsolado a ese dios, a mi dios para que venga a buscarme y borrarme esa pena que no me deja vivir, y hacer que la luna y el sol puedan alumbrarme con esa luz tan poderosa de la que poseen y llevarme a la salida, a mi dios, a ese ser tan poderoso que ha hecho que la oscuridad entre en mí.

Con llanto y abrazada al Sauce casi sin fuerzas, te pido que si estás ahí, que si puedes escucharme, que vengas a buscarme, y haz que esta locura que hay en mi interior se termine, porque sólo tú puedes devolverme la vida, una vida que sólo contigo tiene sentido.
Mira mis ojos. Oye mi llanto. Bésame, y sinceramente dime que no sientes nada. Pero no me mientas, porque sólo el brillo de tus verdes ojos te delatan.